Hace referencia a la población y municipios beneficiados con actividades de prevención a través de los modelos establecidos, según la metodología de agrupación municipal por Tipologías, establecida por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz (tipologías de afectación).
La ERM de acuerdo con el Plan Estratégico 2020 – 2025 continuará priorizando sus intervenciones de ERM en los municipios según los siguientes criterios:
- Municipios
Tipo I, en los que se han presentado accidentes desde el año 2010 a la fecha y que aún no han sido asignados para que se adelanten operaciones de Desminado Humanitario.
- Municipios
Tipo II, en los que han ocurrido accidentes antes del año 2010 y que aún no han sido asignados para que se adelanten operaciones de Desminado Humanitario.
- Municipios
Tipo III y
IV, en los que se han reportado incidentes.
En ese sentido, en los municipios Tipo I y II asignados para el Desminado Humanitario, el operador a quien se le asigna la zona/municipio será el encargado de realizar ERM en el modelo de DH y/o ser implementado por otro socio de ERM en articulación con el operador de Desminado.
De acuerdo con el Estándar las formas en las que se deben implementar los programas, proyectos y actividades de ERM se enmarcan en tres líneas metodológicas:
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ERM en Situaciones de Emergencia: Desarrollar comportamientos seguros en la comunidad que se encuentra en situación de emergencia por la presencia de MAP y MUSE en su territorio.
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ERM en Ámbito Educativo: Este modelo desarrolla en los integrantes de la comunidad educativa, comportamientos seguros frente a la presencia de MAP y MUSE en su territorio.
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ERM en Desminado Humanitario: Desarrolla en los integrantes de la comunidad, comportamientos seguros frente a los riesgos de MAP y MUSE durante las operaciones de Desminado Humanitario y facilita la comunicación y la construcción de confianza con los actores sociales durante el proceso.
La Educación en el Riesgo de Minas Antipersonal (ERM) busca, a través de procesos pedagógicos,
prevenir accidentes y fortalecer las capacidades de las personas, sus familias y la comunidad con un enfoque diferencial y de género, reconociendo las particularidades de los contextos locales y permitiendo una política de inclusión, respeto y garantía de derechos.
Es fundamental que las personas que viven en zonas afectadas por esta problemática puedan conocer las características de la amenaza, identificar en qué modo pueden ser vulnerables y especialmente desarrollar capacidades para cuidarse a sí mismas y a los demás de los daños provocados por la contaminación indiscriminada de los territorios. Para ello, una estrategia prioritaria de la Educación en el Riesgo de Minas es promocionar los mensajes de prevención contenidos en la ruta pedagógica.
